top of page

La Caverna de las Vírgenes

Dos mil kilómetros mar adentro llegaron los increíbles navegantes polinesios a la pequeña Rapa Nui hace más de un milenio, e hicieron florecer la compleja sociedad que arrancó a las rocas los mil inmensos moai que todavía hoy miran al cielo del Pacífico. Pese a que la ciencia fantaseó por años con un supuesto desastre ecológico producido por el propio pueblo rapanui, investigaciones recientes confirman lo que toda la historia dice a gritos: que el verdadero flagelo de la isla fue la llegada de los conquistadores occidentales en 1722, que cambiaron el nombre original por uno propio y más civilizado: Isla de Pascua.

La “civilización verdadera” hizo estragos: de 2.500 habitantes que había a la llegada del primer navegante holandés, sólo quedaron 110 apenas cien años más tarde, cuando los españoles primero y los peruanos después decidieron que aquellos salvajes podrían ser buenos como esclavos, y mataron a la mayoría de los que no pudieron llevarse.

La estrategia de dominación no fue diferente a la implementada en América Latina hasta hoy: lograr que los lugareños admiren a sus amos y se desprecien a sí mismos. Así, al parecer, se puso de moda en Rapa Nui el anhelo de ser blanco, y la tristeza de sólo tener con ellos mujeres doradas. Para evitarlo, según dicen, los ya decadentes lugareños llevaron a las mujeres más jóvenes y las encerraron en una caverna, donde alejarlas del sol y de la luz e impedir con ello que sus pieles adquirieran ese color moreno tan primitivo.

Aunque el plan era dejarlas salir años después y disfrutar de su piel de imitación europea, lo cierto es que entretanto los barcos piratas y esclavistas acabaron con los hombres que debían liberarlas, de manera que las mujeres encerradas en la gruta no pudieron salir jamás. Cuentan los pescadores que, no obstante debieron morir de hambre, sed y desesperación, aún se las oye cantar cada tanto para convertir en belleza el espanto de su destino.

La cueva de Ana-O-Keke, en el extremo este de la isla, es hoy ofrecida a los turistas con el nombre de “la Caverna de las Vírgenes” para mostrarles los esqueletos esparcidos todavía en el suelo, y no son pocos los camisa-florida que preguntan a sus guías en inglés quién canta tan melodiosamente desde lo profundo de la gruta.

caverna.jpg

Tomado de “Historias mágicas del Uruguay Interior”

Último post
Post recientes
Tags
Sígame
  • Facebook Classic
  • Twitter Classic
bottom of page