Patasola
- Néstor Ganduglia
- 15 nov 2014
- 1 Min. de lectura
En la mayor parte de la Gran Colombia, asustan feo las historias de Patasola, horrible espanto femenino que salta por los campos dando alaridos y sacudiendo los flecos de su vestido mugriento. La leyenda afirma que Patasola supo ser una hermosa mujer, por la que todos los hombres se babeaban

y por la que eran capaces de pagar. Pero ella misma acabó pagando cara la vida de rumba y coquetería que le dio un lugar, pobre pero lugar al fin, en el mundo.
Silva Vallejo cuenta que este “ser terrible, sanguinario y endemoniado”, que a veces también se aparece como una perra grande y negra, “… se dio al vagabundaje y la disipación. Andaba haciendo males con su hermosura pervertida. Para acabar con su dañino libertinaje, y en horrendo castigo, le amputaron una pierna con un hacha, y el miembro fue luego quemado en una hoguera hecha con tusas de maíz.
La mujer murió a consecuencia de la terrible mutilación, y desde entonces vaga por entre el corazón de las montañas gritando lastimeramente en busca de consuelo y engañando siempre con sus lamentos al que la escucha". La historia no dice si los torturadores asesinos fueron o no castigados. Pero sí que aquella muy “perra” mujer “libertina” y su lamento eterno asustan a todos, incluyendo (parece) al propio Silva Vallejo. Y no es para menos.
Tomado de “País de magias escondidas”, tomo 1
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